viernes, 30 de octubre de 2015

Vampirismo espiritual



Cansancio, baja inmunidad a las enfermedades, falta de equilibrio y concentración, así como exceso de irritabilidad pueden ser indicios de una pérdida energética provocada por el vampirismo. Cuando la Doctrina Espirita se refiere a los vampiros, no habla de seres mitológicos con dientes agudos, adaptados para chupar la sangre de personas saludables; habla sí, de encarnados y desencarnados que, no respetando las leyes de Dios se llenan de sentimientos de venganza contra los enemigos del pasado, o incluso de sentimientos oportunistas y pasan a vivir a costa de la energía vital de otros. Hay también aquellos seres que aunque hayan dejado el cuerpo físico, continúan aun viviendo los placeres oscuros de la carne y de vicios como el tabaco y las drogas, así como los desórdenes de la bebida y del sexo, entre otros y que, por encontrarse imposibilitados de satisfacer sus placeres, inducen a otras personas a hacerlo, y entonces, captan los fluidos de ellas, sintiendo así los mismos placeres producidos por el acto.

2. – Espíritus vampirizadores

El término vampiro es usado análogamente para definir el acto del espíritu que chupa intencionalmente las energías de otro, en alusión a la figura mítica de Drácula que hipnotizaba a sus víctimas y les chupaba la sangre hasta la muerte. En el mundo espiritual se encuentran figuras distintas de este ser, pero que actúan de forma muy parecida con las artimañas del conocido ser de las tinieblas del folclore. Hay espíritus que chupan las energías sutiles de los seres de los que son huéspedes al punto de causarles serios daños a la salud física y psicológica, pues, además de debilitar las fuerzas, les envuelven en formas mentales groseras, que los martirizan mentalmente, llevándolos, a veces, a casos de locura. André Luiz llamó a este proceso infección fluídica, al ser tan grave el daño causado a la víctima.

3. – Seres alienados

Al desencarnar, el hombre lleva consigo todos sus vicios y necesidades. Dependiendo de su nueva situación en el mundo de los espíritus y, principalmente de la región que habita, es muy común que sienta las mismas necesidades que tenía cuando encarnado. Como no tiene medios para disfrutar de los placeres de la vida corpórea, y sin condiciones de suprimir esta necesidad en su nueva condición en la erraticidad, él busca apoyo en aquellos encarnados que pueden ofrecerle formas para la satisfacción de estas voluntades. Tenemos ahí al ser que absorbe las fuerzas vitales, que se aproxima a un encarnado que tiene las mismas necesidades que las suyas, induciéndolo a la práctica excesiva de los vicios que tienen en común. Podemos citar a los viciados en el campo sexual, en las drogas, en el juego y hasta en las prácticas más comunes del día a día, pero que en exceso, ofrecen serios perjuicios, como el caso de la alimentación, como muestran las enseñanzas del espíritu André Luiz en los libros de la Colección "La Vida en el Mundo Espiritual" (Feb-Mensaje Fraternal).
Los encarnados que se alimentan y beben en exceso, lo hacen por sí y por otros espíritus, y cuando practican comportamientos sexuales viciosos, exponen su vida íntima y privada a una serie de experiencias en el campo sexual.

4. – Los monstruos

Narra la literatura espírita que, en el plano espiritual, hay entidades que por su ignorancia y atraso moral, además de subyugar a sus víctimas encarnadas e incluso desencarnadas, mantienen, por la llamada ideoplastía, su periespíritu en formas monstruosas. Se sienten bien siendo temidos y reconocidos por la manera como se presentan y normalmente actúan en bandos, buscando intimidar a otros espíritus que encuentran a su paso. Ambientes terrenales donde impera el vicio y la inmoralidad son derroteros preferidos de estos espíritus, pues encuentran allá por afinidad a sus presas con mayor facilidad. Según el Espíritu Miramez por la psicografía de João Nunes Maia, en la serie de libros que trata de la "Vida espiritual" (Editora "Fuente Viva"), así como por los libros de André Luiz, los mataderos de animales están repletos de estas entidades que chupan la energía del animal abatido, saciando sus feroces instintos con los fluidos de la presa. Velatorios y cementerios cuyos entierros no cuentan con la protección fluídica de la oración y la presencia de espíritus nobles, pueden también ser vulnerables a la presencia de estas entidades, que se aprovechan para recoger los resquicios de fluidos vitales de los recién desencarnados.

5. – Víctimas del odio

Espíritus que mantuvieron desavenencias mientras estuvieron encarnados, también en el plano espiritual, continúan nutriendo el mismo odio por sus enemigos. Sintiéndose con ventaja, traban una fuerte persecución a sus desafectos, aproximándose a ellos y, muchas veces, induciéndolos a tomar actitudes que los perjudiquen como la práctica de vicios, o exceso físico, aparte de la esclavitud psíquica. Los Centros Espíritas tienen por función ser abrigos al viajero que toca la puerta en busca del auxilio para los males del cuerpo físico o del alma. Entre los males del alma, es en la Casa Espirita que aquel que, sintiendo la presión del cobro de una entidad espiritual vengativa, encuentra la protección y el entendimiento necesario para el rescate de esa deuda kármica. En reunión mediúmnica privada, a este espíritu se le recordarán las palabras del Nazareno que enseñó a perdonar el mal que nos hacen, y que esta deuda kármica será cancelada con la moneda de la acción caritativa a favor de alguien y sin espera de recompensas que no sea otra sino la de la alegría en la práctica del bien.

Cubierto por una psico-esfera de amor y oración, este cobrador del más allá se sentirá envuelto por sentimientos de paz y bondad que lo estimularán a desistir del intento de venganza y a comprender que el perdón libera a quien perdona y no a quien es perdonado.

6.- Vampiros encarnados

No podemos dejar de hablar de la obsesión de los encarnados por los desencarnados. Es lo que acontece debido al apego a los seres queridos. Al desencarnar, el hombre pasa a habitar un mundo desconocido del plano físico, pero hay lazos afectivos que no se rompen. El pensamiento de aquel que se queda aquí atraviesa las barreras físicas, llegando al alma de aquel que está al otro lado de la existencia. Si el pensamiento del encarnado fuese de inconformidad y de desesperación, esto podrá causar desequilibrios al desencarnado que podrá sentir la necesidad de volver a vivir junto a sus seres queridos; e infelizmente es esta la actitud que muchos toman al oír los incesantes llamados de sus seres queridos encarnados. Mas la presencia del espíritu normalmente se torna un problema, pues él pasa a dividir el espacio con los encarnados y a retirar de ellos, incluso involuntariamente, sus fluidos vitales, y, por la vinculación psíquica, pueden pasar su inseguridad emocional. Así ambos, encarnados y desencarnados, son perjudicados. Existe también un ejercicio irresponsable de la mediumnidad, cuando determinados espíritus que son prácticamente esclavizados por médiums que los usan para la satisfacción de su vanidad medianímica, como enseña André Luiz en el libro "En los dominios de la mediumnidad":

“Algunos desencarnados son más vampirizados que vampirizadores. Fascinados por las solicitudes de los médiums que prestigian su obra infeliz, siguen sus pasos, como aprendices en busca de mentores a los cuales se consagran”. Habla también del futuro de estos hermanos envueltos en un proceso de simbiosis mental: “En la hipótesis de que no se reajusten en el bien, tan pronto desencarnen el dirigente de este grupo y los instrumentos medianímicos que copian sus actitudes, serán sorprendidos por las entidades que esclavizaron, reclamándoles orientación y socorro”.

7. – Protección

La forma de huir de esta influencia es seguir las orientaciones de la Espiritualidad que recomienda la vigilancia y el cambio de hábitos. Nadie puede forzarnos a hacer aquello que no deseamos siempre que tengamos fuerzas para resistir, conforme enseña el añorado escritor Herculano Pires: “Viviendo en el plano extra físico, los vampiros actúan sobre nosotros por inducción mental y afectiva. Nos inducen a hacer lo que desean y que no pueden hacer por sí mismos. Cuanto más los obedezcamos, más sumisos nos tornamos”. Es preciso tener fuerza para ignorar y resistir a las malas orientaciones, perdonar a sus enemigos. Además de mejorar su condición espiritual, usted aun invita a sus obsesores a seguir sus pasos en dirección al bien.

Leandro Martins

Anuario Espirita 2015

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