"Cualquier persona medianamente informada conoce el complejo de Edipo,
consagrado por Sigmund Freud (1859-1939), como la tendencia de unirse
los hijos a sus madres, en oposición a los padres. Freud se inspiro en
una tragedia griega: Edipo Rey, de Sófocles (495-406 a. C). Edipo, según
los oráculos, mataría a su padre y se casaría con la madre, lo que
efectivamente aconteció, en una fantasía rellenada de lances dramáticos y
delirantes, bien al gusto de la mitología griega. La tesis de Freud,
pues, no resiste a los hechos.
Hay hijos “apasionados” por la figura paterna. Más allá de eso, la
afinidad o animosidad entre padres e hijos transcurre mucho más de
uniones amónicas o con conflictos de vidas anteriores. Si alguien
reencuentra en el padre un rival del pasado, cuando disputaban el amor
de una mujer, hoy posiblemente unida a ambos como madre y esposa,
enfrentara conflictos en su relacionamiento. En contrapartida, se le da
muy bien con el marido que fue amigo o familiar unido a su corazón. Y
hay que considerar el comportamiento.
Si no cultivamos valores elementales de convivencia civilizada,
comprensión, atención, respeto, tolerancia, cooperación, solidaridad…,
los mejores amigos del pasado nos parecerán enemigos que nos detestaran
en el ambiente domestico.
***
El aspecto más interesante de la famosa obra teatral de Sófocles atañe a la fatalidad. ¿Es posible a alguien nacer con el trágico destino de matar al padre y casarse con la madre o destinado a cometer atrocidades? Negativo.
No hay el determinismo para el mal. Nadie reencarna para ser suicida,
alcohólico, fumador, toxicómano, adultero, traficante, ladrón, asesino,
terrorista… Comportamientos de esa naturaleza configuran un desatino.
¡Jamás un destino!
***
Dirá el lector amigo que el oráculo no habría acertado el siniestro vaticinio, si no fuese ese el destino de Edipo. Oportuno no olvidar, pues, que estamos delante de una ficción, una historia de cuentos para adultos.
Preguntara usted:
¿Y en cuanto a los oráculos de hoy, representados por médiums, padres
de santos, cartomancia, astrólogos y semejantes? ¿No anticipan,
efectivamente, el futuro?
Considerando, en principio, que ellos hablan de generalidades. Así es
más fácil. Si yo le hiciera diez previsiones superficiales sobre su
futuro, envolviendo salud, negocios, vida afectiva, familia, viajes, por
lo menos la mitad se cumplirá. Usted quedara admirado de mis poderes
premonitorios, tan entusiasmado con los aciertos que no reparara en los
desaciertos. Y hay un detalle: si el “oráculo” revela que tendré un día
muy difícil, lleno de contratiempos, y creo firmemente en eso, así
tendera a ocurrir. Estaré predispuesto a encontrar “un cuerno en la
cabeza de un caballo”. Obviamente, hay individuos dotados de gran sensibilidad que pueden
“leer” en nuestro psiquismo algo de lo que nos espera. En él pueden
estar registrados algunos compromisos que habríamos asumidos al
reencarnar, conjugando familia, profesión, trabajo, ideal…
Incluso así, no podrá hacer afirmaciones taxativas, dado que no
siempre cumplimos en la Tierra lo que nos propusimos realizar, en el Más
allá. Hay también, desajustes en el periespíritu, en nuestro cuerpo
espiritual, resultado de faltas de esta existencia o precedente, que
tiende a reflejarse en el cuerpo físico, dando origen a males variados.
Un sensitivo podrá identificarlos y hablarnos al respecto. Sin
embargo, esos males no son inevitables. Es posible, con el empeño de
renovación y la práctica del Bien, “depurar” el periespíritu
favoreciendo una existencia saludable.
***
El ideal es vivir el hoy, procurando hacer lo mejor, sin preocuparnos con lo que vendrá. El futuro no está escrito. Hay apenas esbozos. El “Texto definitivo” está siendo escrito por nuestras acciones.
Jesús sabiamente enseño, en el Sermón de la Montaña, que a cada día
basta su labor. Cuidemos de buscar el Reino de Dios en primer lugar, con
el empeño en el Bien, y todo lo demás, acentúa el Señor, vendrá por
añadidura de la misericordia divina."
Richard Simonetti
Extraído del libro “Livro Luzes no Caminho”
(Fragmento traducido por Jacob)
Extraído del libro “Livro Luzes no Caminho”
(Fragmento traducido por Jacob)
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