viernes, 12 de septiembre de 2014

Diferencias entre Espiritismo y Parapsicología

 
 
Son muchos los que confunden estos dos grupos. De hecho, entre ambos, existen relaciones y analogías, pero también diferencias. Mientras que el Espiritismo es una doctrina, la Parapsicología aspira a ser reconocida como una ciencia. Al Espiritismo le interesa en alto grado la investigación y la experimentación en torno del amplio mundo de los fenómenos psíquicos, pero también se ocupa y se preocupa por el diseño y la fundamentación de una teoría filosófica que contribuya decisivamente a la expansión de la conciencia de los seres humanos y a su vez impulse su transformación moral. La Parapsicología concentra su interés en demostrar la existencia de facultades especiales del psiquismo humano que se manifiestan al margen de los recursos fisiológicos y desafían los límites que imponen las categorías físicas del tiempo y del espacio. En el ámbito parapsicológico, los temas filosóficos llaman poco la atención y menos aún las cuestiones morales.

El Espiritismo parte de una interpretación espiritualista de los fenómenos psíquicos, y los considera como manifestaciones del espíritu, es decir, de un ser que es capaz de superar las limitaciones sensoriales de su organismo físico y de trascenderlo después de la muerte, conservando su capacidad para seguir generando, desde esa dimensión ultraterrena, otros fenómenos psíquicos. Tomando en cuenta el origen de esas manifestaciones, el Espiritismo reconoce que ellas se polarizan en dos categorías: unas que se originan dentro de los procesos mentales de los seres encarnados (animismo) y las que son producidas por los seres desencarnados (mediumnidad).

La Parapsicología se ocupa de reunir evidencias que demuestran la realidad objetiva de la paranormalidad, y no se pronuncia por una interpretación acerca de su naturaleza, ya sea de tipo materialista o espiritualista.

Cuando se han presentado interpretaciones que abonan a favor de cualquiera de esas tesis, se debe tener presente que se hace en nombre personal y que no se compromete como un todo a esa disciplina. El Espiritismo respeta la neutralidad de la Parapsicología, y la considera una actitud prudente y razonable, ya que, en definitva, el objetivo de la ciencia no es de certificar si el materialismo o el espiritualismo poseen la razón, sino el de buscar la verdad con la misión suprema de ampliar el saber humano acerca de sí mismo, de la vida y del Universo.
 
Un dato importante es que no hay ninguna demostración de la Parapsicología que contradiga o coloque en entredicho cualquiera de los postulados básicos sustentados por el Espiritismo, y que, al contrario, las tesis que esencialmente son aceptadas por la mayoría de los parapsicólogos en el mundo, fueron proclamadas por Allan Kardec y sus continuadores, hace más de un siglo (el Codificador presentó sólidos argumentos dirigidos a probar la existencia de funciones psíquicas, de naturaleza extrafisiológica y extrafísica, en todos los seres humanos, las cuales dividió en dos categorías, una de efectos inteligentes y otra de efectos físicos. Este esquema fue mantenido por Richet cuando separó los fenómenos metapsíquicos en subjetivos y objetivos, y por Rhine cuando estableció que los fenómenos paranormales se expresan siguiendo dos líneas: los de percepción extrasensorial y los de psicocinesia.).

Todo cuanto la Parapsicología ha venido estudiando y comprobando en el campo de lo que antes se "mal denominaba" sobrenatural, todo el poder de la mente que se va demostrando, todo "imposible" de los viejos tiempos que viene siendo presentado como realidad (con el respaldo de una suma considerable de evidencias científicas), todo está consolidando los cimientos en que se apoya la doctrina espírita, y ratificando que la extensa fenomenología psíquica que se manifiesta en el hombre, es ya más clara y que es racionalmente explicada por las enseñanzas de la Doctrina Espírita (sin duda la filosofía que más información da acerca de todo).

En "El Libro de los Médiums", Kardec presentó una descripción pormenorizada de los fenómenos mediúmnicos y también de los que luego se llamarían paranormales, y allí mismo reconoció que el conocimiento de los hechos psíquicos que se originan en la mente del propio sujeto, sin la participación de espíritus desencarnados, es de alta importancia para la comprensión de los que son de carácter mediúmnico. Llegó a establecer una metodología rigurosamente científica para determinar el origen de cada fenómeno, que la interpretación fuese la última hipótesis y no la primera, a fin de examinar previamente todas las posibles explicaciones que prescindieran de la intervención de los espíritus:

"Los estudios nos enseñan a separar lo verdadero de lo falso o exagerado en los fenómenos que no nos explicamos. Si un efecto insólito se produce, ya sea un ruido, movimiento o aparición, inclusive, lo primero que debemos pensar es que se debe a una causa completamente natural porque es la más probable.

Hay que buscar entonces con todo cuidado esa causa y sólo admitir la intervención de los espíritus cuando exista pleno conocimiento de ello. Esta es la única manera de no engañarse."

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