Para superar la
depresión es necesario cambiar la sintonía espiritual. Como los buenos
espíritus que nos asisten no hacen otra cosa a no ser el bien, es
imprescindible que, de nuestra parte, aprendamos también a hacerlo.
La depresión es una dolencia del alma. Siendo así, infelizmente, la ciencia materialista poco puede hacer a no ser minimizar los síntomas del enfermo para que este pueda convivir socialmente. Con eso, lo máximo que ella consigue es limitarle la capacidad mental y evolutiva, afectiva y de memoria.
Se estima que el 20% de la población del planeta sufre de este terrible mal. Datos revelados por investigaciones indican que la depresión es la segunda mayor causa de ausencia en el trabajo y la mitad de los deprimidos dejan de trabajar y tener una vida social. Normalmente, es catalogada por la medicina como una enfermedad cuyo tratamiento es para toda la vida, con un 50% de oportunidades de recaídas.
La peor consecuencia de la dolencia es el suicidio, una vez que el 15% de nuestros hermanos cometen este acto extremo.
Los principales síntomas son: insomnio, tristeza persistente, desánimo, alteración del apetito, falta de energía, baja productividad, perdida de placer. Persistiendo esos síntomas por más de dos semanas, significa que el individuo se encuentra en estado de crisis.
- Influencias espirituales:
El
espiritismo, que define al Espíritu como la esencia del propio ser,
explica la depresión como una dolencia espiritual, una fase avanzada del
proceso obsesivo, resultante del asedio persistente de espíritus
inferiores sobre la mente del hombre y de los que lo envuelven. Por
tanto, quien no crea en el Espíritu, o aun, poco conocimiento tiene
sobre su naturaleza, no está en condiciones de conocer la causa y mucho
menos de tratarla.
La verdad es que todos los seres humanos poseen una cierta sensibilidad mediúmnica, o sea, una determinada y variable predisposición orgánica en ser “susceptible” al mundo espiritual que lo circunda. Esa susceptibilidad ocurre en un nivel mental-emocional, de inteligencia a inteligencia, en que predomina la ley de sintonía. El tenor del pensamiento determina el tipo de la sintonía que establecemos, consciente o inconscientemente, con hombres o espíritus.
La mayoría de las depresiones nacen de un proceso obsesivo, normalmente derivado de una flaqueza moral que abre campo para espíritus malhechores y mal intencionados que pasan a imponer su voluntad sobre la voluntad del deprimido.
Los espíritus aun arraigados a la materialidad necesitan de alimento energético. Como a nadie le gusta reflexionar sobre eso, aun es más fácil hacerles el asedio.
- El aflorar de la mediumnidad:
Desde
el tiempo de Allan Kardec los buenos espíritus afirman que,
independientemente de creer o no creer, la humanidad está alcanzando un
grado evolutivo en que la vuelve más sensible al contacto con los campos
espirituales rodeando la Tierra. Estamos topándonos con el mundo
espiritual y aun no percibimos eso.
Ahora, como es la sintonía la que determina el tipo de contacto con las inteligencias de las dimensiones espirituales, para que se supere la depresión es necesario que el enfermo cambie la sintonía que viene sustentando.
- Interferencias espirituales nocivas:
Los
efectos de la obsesión instalada son obvios: el propio enfermo se
siente confuso en identificar la propia personalidad. Sus pensamientos
se vuelven confusos y contradictorios, lo que le genera inseguridad y
miedo. En un cuadro más agravado se observa la debilidad creciente, que
es la perdida de energía vital. Por eso, en muchos casos, el deprimido
siente fuertes dolores de estómago (perdida de energía por el plexo
solar).
Todas las personas viciadas, por ejemplo, son médiums conscientes o inconscientes.
Las interferencias espirituales nocivas, causadas por la presencia actuante de espíritus malhechores, no hacen nada más que dinamizar la inconsistencia moral sustentada imprudentemente por el deprimido.
- La puerta del alma se abre por el lado de dentro:
De acuerdo con los Evangelios, Jesús, el Divino Maestro, no hacía otra cosa sino redirigir la sintonía de numerosos enfermos del cuerpo y del alma para las esferas superiores del sentimiento, con eso, curó a numerosos “endemoniados” y “lunáticos”.
Es de él la máxima preventiva: “Vigilad y orad”.
Lo
que la víctima de la depresión necesita comprender y asimilar es el
hecho de que nadie puede abrir la puerta de nuestra alma, incluso que la
fuerce, porque la cerradura está del lado de dentro. Solamente nosotros
mismos podemos abrir la puerta para aquello que nos conviene.
- Educando la sensibilidad:
Una
de las sustentaciones doctrinarias del espiritismo es hacer que el ser
humano se esfuerce para no entrar en sintonía con las fajas inferiores
de la vida. Al contrario, se sintoniza con las fajas superiores.
Para
eso es fundamental aprender a discernir el propio pensamiento del
pensamiento invasor. Los factores que fastidian deben ser vencidos. Se
trata de luchar o entregarse, forzar resistencia al aparentemente
irresistible componente depresivo. Reconocer la propia fuerza de
voluntad – normalmente, subyugada por la voluntad del agente perturbador
– y nuevamente fortalecerla.
Pedir auxilio al Creador es el secreto. Asumir, con humildad y confianza, la condición de necesitados espirituales que somos, reconociendo el poder soberano de la luz divina que nos bendice constantemente y, para la cuál estamos temporalmente impermeables, en función de nuestro libre albedrío perfeccionado en el dolor.
No ejercitar la tristeza en ninguna hipótesis. Ni la amargura, ni la autopiedad, ni la búsqueda del aislamiento o de la fuga excesiva.
- La depresión cesa con el cambio de la sintonía espiritual:
Muchos
médiums que hoy militan con seguridad en las casas espíritas,
equilibrados y sin alarde en la mediumnidad con Jesús, llegaron bajo las
más opresoras señales de depresión. Algunos, habiendo pasado por
clínicas o sanatorios para enfermos mentales. Aun así, a través de la
ayuda que se permitirán a sí mismos, aprovechar la buena acogida de los
benefactores de la casa, se esfuerzan en el estudio edificante, en la
oración, en la meditación, absorbieron confiados las energía
revitalizadoras del pase y pudieron “sentir la paz” proveniente de los
buenos espíritus que los asisten en nombre de Dios.
Así, una vez reequilibrados, se integran en el servicio de auxilio a los semejantes, encajando en los trabajos asistenciales y espirituales de la casa cambiando, consecuentemente, la sintonía mental-emocional antes adoptada para otra elevada y moralizada.
Esto es un hecho común no sólo en el medio espírita y posible de comprobar. Por
tanto, para superar la depresión es necesario cambiar la sintonía
espiritual. Como los buenos espíritus que nos asisten no hacen otra cosa
a no ser el bien, es imprescindible que, de nuestra parte, aprendamos
también a hacerlo, lo que, ciertamente, asegurará tú protección y la
posibilidad del descubrimiento seguro de nuestras potencialidades.
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