miércoles, 28 de mayo de 2014

Los Mundos Habitados



Empezaré esta entrada en el blog, recordando unas palabras de nuestro Maestro Jesús de Nazareth, bastante esclarecedoras sobre este tema:

 <<En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para vosotros.>>

 (Juan 14:2)

Según la enseñanza proporcionada por los Espíritus, resulta que pueden ser muy diferentes las condiciones de cada mundo (las necesidades vitales de cada planeta no tienen por qué ser las mismas, incluso pueden ser opuestas las de un planeta a las de otro), dependiendo del grado de adelanto o de inferioridad de sus habitantes. Hay planetas en los que sus habitantes son inferiores a los de la Tierra, física y moralmente; también los hay de la misma categoría que el nuestro y otros que son superiores (en el Universo todo funciona de forma progresiva).

Evidentemente, no se puede hacer una clasificación absoluta de las categorías de los mundos habitados, pero Kardec nos ofrece una que nos permite una clasificación general sobre el asunto:

  • MUNDOS PRIMITIVOS: Destinados a las primeras encarnaciones del alma humana, la vida es toda material, se limita a la lucha por la subsistencia, el sentido moral es casi nulo y por eso mismo las pasiones reinan soberanamente.
  • MUNDOS DE EXPIACIÓN Y PRUEBAS: Donde domina el mal, se rescatan deudas contraídas delante de la Ley Divina y pasan por pruebas destinadas al perfeccionamiento moral (nuestro planeta, La Tierra, aún pertenece a este grado).
  • MUNDOS DE REGENERACIÓN: Aún quedan pruebas que pasar, pero no tienen las punzantes amarguras de la expiación.
  • MUNDOS DICHOSOS: Donde el bien supera al mal, predomina el bien y la justicia. Los pueblos son fraternos unos con otros.
  • MUNDOS CELESTIALES O DIVINOS: Donde exclusivamente reina el bien, es la morada de los espíritus puros. La felicidad es completa, debido a que todos han alcanzado la cima de la sabiduría y la bondad.

(Hay que saber que cada planeta tiene su propia evolución, es decir, ninguno permanecerá siempre en el mismo grado. Por ejemplo, un mundo de regeneración fue antes de llegar a ese estadío, un mundo de expiación y pruebas -y antes que eso, primero que todo, un mundo primitivo-, y está destinado a pasar por todas las categorías necesarias hasta que por último llegue a ser un mundo celestial.)
 

lunes, 26 de mayo de 2014

Las Leyes Morales


La ley natural es la ley de Dios, es la única verdadera para nuestra dicha. Nos indica lo que debemos hacer o dejar de hacer. La ley natural es eterna e inmutable, como el mismo Dios. Todos podemos conocerla; pero no todos la compremos. Indiscutiblemente, los que mejor la comprenden son los hombres de bien y los que quieren buscarla. Todos, no obstante, la conoceremos algún día, porque el progreso es necesario.

Las leyes morales, según la clasificación de Allan Kardec, pueden dividirse en diez, y son las siguientes:

1. Ley de Adoración: Como sabemos, el Espiritismo es una doctrina racional, por lo tanto, el culto que rendimos a Dios no es en ningún momento un culto ceremonial ni litúrgico. El culto, desde la visión espírita, es el amor, consecuente del agradecimiento, que debemos sentir hacia Dios. Sólo desde esta visión podemos entender la adoración a Dios, como un acto de reconocimiento y agradecimiento íntimo hacia él.


Para la adoración usamos la oración, que en el Espiritismo tiene un significado profundo y totalmente ajeno al concepto de rezo. Orar es elevar el pensamiento a Dios o a los buenos espíritus (siempre con el permiso de Dios y aceptando que ellos nos ayudarán siempre que puedan y quieran, porque ellos también, como nosotros, tienen ocupaciones, y además, poseen libertad de elección, o libre albedrío) en un acto de recogimiento y sinceridad, y nunca una acción repetitiva de un texto supuestamente sagrado. De esta forma, la oración encuentra cabida en el espíritu, pues está acompañada por el sentimiento.



2. Ley del Trabajo: El trabajo es la forma de conseguir algo. Sólo por intermedio del trabajo es que llegaremos a conquistar las cualidades de los espíritus puros. Para el Espiritismo el trabajo no es un castigo impuesto por Dios a los hombres como algunas religiones presentan, sino una herramienta para el crecimiento y el desarrollo humano, tanto a nivel individual como a nivel colectivo.
 
Para el Espiritismo es una ley moral, porque todos somos responsables de lo que hacemos, y la pereza es un mal para nosotros mismos, ya que si nos acomodamos viendo la vida pasar, sin una acción clara en nuestro progreso y en el progreso colectivo, la propia inacción será nuestro propio castigo, pues serán atrofiadas nuestras cualidades por falta de uso. Por lo tanto, el trabajo es una bendición de Dios.

Pero si tenemos la obligación de trabajar, tanto físicamente como moralmente, también tenemos el derecho al descanso. El hombre tiene que buscar el equilibrio entre ambos para aprovechar su existencia.

3. Ley de Reproducción: Desde esta perspectiva, ya en el año 1857, el Espiritismo habla con total naturalidad de la sexualidad, en una época donde las religiones eran profundamente castradoras en materia de sexo. A este respecto, cuando Kardec preguntó acerca del celibato y la importancia de éste en el progreso moral de la humanidad, los Espíritus de la Codificación le contestaron que nada tiene de meritorio, y que si se hace por egoísmo no sólo no es meritorio, sino que es perjudicial. Aún así, añadieron que el abuso de las facultades sexuales conlleva graves problemas para el ser humano, y explicaron que la monogamia es la condición natural de los hombres y las mujeres.

En cuanto a la responsabilidad delante de la vida, cada uno es responsable por el mal que haga y por el bien que haya dejado de hacer, por lo tanto, la cuestión del control de la natalidad estará aceptada (moralmente) siempre que ese control esté reglamentado por la necesidad y no por el egoísmo.

4. Ley de Conservación: Sobre esta ley, el Espiritismo manifiesta que todos tenemos el instinto de conservación. Es, por lo tanto, una tendencia natural luchar por nuestra propia vida. La Tierra provee de lo necesario para todos nosotros, pero el egoísmo, la ambición y la falta de solidaridad hacen que mientras unos viven en la abundancia, muchos mueran en la miseria. Esto es obra del ser humano y sólo nosotros mismos podemos solucionarlo.

En cuanto al goce de los bienes materiales, la Doctrina Espiritista establece que todos tenemos derecho de buscar el bienestar, pero cuando ese goce se vuelve vicio, estamos atentando a la Ley del Equilibrio, y como consecuencia generamos un desequilibrio social e íntimo. Saber superar las pasiones y las tentaciones, en la búsqueda de nuestro perfeccionamiento moral, dando más importancia a las emociones que a las sensaciones, es síntoma de madurez espiritual. Por otro lado, la comprensión exacta de lo que es necesario y lo que no lo es no deja de ser una asignatura pendiente para todo ser humano.

En cuanto a las privaciones voluntarias o autocastigos impuestos por sentimientos de culpa, no tienen ningún valor moral y por lo tanto no son necesarias. Sólo la práctica del bien y el deseo de ayudar a los demás constituye un elemento real de progreso.

5. Ley de Destrucción: Puede parecer, y de hecho lo hace, que la ley de destrucción no cabe dentro de las leyes morales. Cuando hablamos de destrucción, nos vienen  a la mente imágenes relacionadas con guerras, terremotos, catástrofes etc. Lo cierto es que la destrucción hace parte de la vida, y bien vista, es un proceso de reforma, de progreso y de crecimiento. Actualmente, en las ciencias de la educación se habla de un concepto muy interesante, que es "desaprender" (este concepto implica la “destrucción” de nuestros paradigmas para la adquisición de otros nuevos). Por lo tanto la destrucción bien vista contribuye al progreso de la humanidad.

Es necesario, tanto material como espiritualmente la destrucción, vista desde una óptica de renovación para la construcción de cosas nuevas, generalmente mejores que las antiguas. 

Para nuestra doctrina hay dos tipos de destrucción. La que viene de forma natural, y que hace parte de una planificación superior (como sería, por ejemplo, la renovación de las culturas), y otra que es originada por el orgullo y el egoísmo del hombre. La primera es ajena a su voluntad y por lo tanto debe adaptarse a ella. De nada vale negarnos a aceptar las fuerzas inconmensurables de la naturaleza, ellas están ahí presentes y lo estarán siempre, pero podemos paliar sus efectos si aprendemos de ellas, si organizamos nuestras vidas en la prudencia, el equilibrio y la rectitud. De esta forma, conseguiremos extraer algo positivo de esa ley natural, y gracias a ella, conseguiremos evolucionar rápidamente. En cuanto a la segunda, las que son originadas por nosotros mismos, el progreso moral (a nivel individual y social), se irá encargando de desterrarlas. Las guerras, los asesinatos, la polución, la falta de sensibilidad con las personas carentes, y un larguísimo "etc.", forman parte de los asuntos pendientes de solucionar por el ser humano. La propuesta espírita es una propuesta de responsabilidad ante nosotros, la sociedad y la naturaleza, aprendiendo a respetarnos, a respetar al prójimo y cuidar del medio ambiente.
 
6. Ley de Sociedad: Todos pertenecemos a una sociedad de la que necesitamos y a la que tenemos el deber de contribuir. El Espiritismo considera que la vida en sociedad es profundamente necesaria para el progreso del individuo y de los pueblos, por eso establece la necesidad de vivir en sociedad, participando de la cultura de nuestra época y aportando nuestro granito de arena a la evolución social. Por eso para el espiritismo la vida en aislamiento no es un mérito moral, porque si es verdad que no se hace nada malo, tampoco se realiza nada bueno para con los demás. La familia es, por lo tanto, valorada por el Espiritismo como el primer núcleo social y en el que nuestros deberes como espíritas han de estar presentes.

7. Ley del Progreso: La ley de progreso es una ley natural a la que todos estamos subordinados. Por más que nos empeñemos en no progresar, la evolución hace parte de nuestra vida. El hecho de vivir ya genera progreso en nosotros, pues nos otorga experiencia, aunque momentáneamente pueda dar la sensación de que algunas experiencias son perturbadoras. Éstas, a la larga, nos enseñaran, pues aprenderemos como no debemos comportarnos.

No debemos quedarnos quietos esperando que el progreso llegue, ya que aunque es una ley natural, todos nosotros podemos contribuir para acelerarlo o estancarlo, y que , obviamente,  somos responsables de nuestro comportamiento delante de esa fuerza de crecimiento.

8. Ley de Igualdad: Para Dios todos somos iguales, no ha dado a uno nada que no lo haya dado al otro. Pero si esto es así, ¿Cómo explicar las diferencias que hay entre los seres humanos? ¿Por qué hay los que desarrollan la inteligencia hasta límites inimaginables, mientras otros son incapaces de aprender las nociones básicas? ¿No estaría esto en contra de la ley de igualdad? Ante esto, debemos considerar que si miramos al hombre en relación a una única vida, efectivamente debemos considerar que la igualdad natural no existe. Pero sabiendo como sabemos que el espíritu es inmortal, y que reencarna tantas veces como sean necesarias para ir cumpliendo su progreso, la igualdad se comprende de forma factible. Las diferentes aptitudes y actitudes corresponden a diferentes grados de progreso conseguido en el largo y lento camino de la evolución.

En cuanto a las desigualdades sociales, ellas son resultado de dos factores, de la desigualdad de aptitudes, y del orgullo y del egoísmo humano. Al tener distinto nivel de evolución, es lógico que no exista una igualdad social absoluta, pero esto no implica las profundas y desgarradoras desigualdades sociales, económicas, educacionales y culturales que existen en la actualidad, y que sólo se pueden imputar al propio ser humano.


El Espiritismo proclama que esas diferencias sólo forman parte en relación a la vida material, pero que a nivel espiritual esa diferencia no existe, ya que un espíritu puede reencarnar siendo hombre o mujer indistintamente y dependiendo de las experiencias que deba aprender. Establece que la diferencia del organismo somático hace que las aptitudes puedan ser distintas, pero que en ningún caso debe haber una supremacía de un sexo sobre otro, alentando a la necesidad de la emancipación de la mujer como un referente del progreso de una civilización.


Por último establece la igualdad ante la muerte, delante de la cual, todos recibiremos de acuerdo con nuestras obras, sin ser tenidas en cuenta posiciones sociales, religiosas, culturales, intelectuales… Sino la forma de comportarnos en la vida.


Por lo tanto, respetar a los demás hace parte de la estructura moral del Espiritismo.


9. Ley de Libertad: ¿Qué sería de la humanidad sin la libertad? Ella ha constituido, sin lugar a dudas, uno de los avances más grandes en la sociedad actual.


Sin embargo, ¿la libertad que tenemos es absoluta? A este respecto el Espiritismo nos dice que no, puesto que en el momento que estamos con otras personas, existen unos derechos que debemos respetar. Por eso mismo, nuestra libertad acaba donde empieza la libertad de los demás. ¿Qué quiere decir esto? Que es verdad que somos libres, y que debemos sentirnos libres, pero que no podemos hacer uso de esa libertad para dañar a los demás, ya que de lo contrario la vida se tornaría imposible y las relaciones humanas se basarían en la ley del más fuerte, que a fin de cuentas, es quien tendría la libertad. Por lo tanto, el Espiritismo es bastante claro a este respecto, y nos propone que si es verdad que somos libres para actuar, somos en todo momento, responsables de lo que hacemos, y habremos de acatar las consecuencias.

En cuanto a la libertad de pensamiento y de conciencia, el Espiritismo establece que es un derecho, y nadie puede (en sana lógica) atentar en contra de la libertad de pensamiento de otro ser humano. Todo el que atenta contra la libertad de otra persona está esclavizando (y no hace falta que tengamos que recordar la exclavitud física -que afortunadamente está desapareciendo y siendo oficialmente prohibida en casi todos los países-, porque también se considera esclavitud todo tipo de coacción que reduzca la libertad de pensamiento o de acción de nuestros semejantes).


10. Ley de Justicia, Amor y Caridad: Llegando a este punto, tenemos una visión retrospectiva y rápida de las bases morales de la Doctrina Espiritista, pero aún así, falta la más importante. La Ley de Justicia, Amor y Caridad.

Para los espíritas, el cumplimiento de esta ley lleva implícito el cumplimiento del resto, porque, por ejemplo, no podremos ser justos sin tener un sentimiento de igualdad y sin respetar la libertad de los demás. Si amamos, estaremos cumpliendo las demás leyes morales. Por eso mismo, el Espiritismo potencia el amor y la caridad como las dos virtudes que más nos aproximan a la perfección.


Hemos hecho un repaso de las leyes morales para establecer que la moral que presenta el Espiritismo no es una moral imprecisa, donde abundan las palabras y no los conceptos claros. Como hemos podido ver, Kardec y los Espíritus que guiaron sus trabajos, ofrecieron una moral activa, que no se queda en la forma, en la liturgia o en los rituales. Que no busca aparentar sino ser, porque la apariencia podrá engañar al resto, pero no enriquecer a quien la usa. Esta doctrina aborda las cuestiones íntimas y de relacionamiento con las demás personas, y en base a eso, establece una conducta ética, que nunca podrá ser impuesta a nadie, ya que sólo mediante la comprensión y el sentimiento, podremos actuar renovando y dirigiendo nuestro interior hacia mejor.

viernes, 23 de mayo de 2014

Los Sueños



El mundo onírico ha sido y sigue siendo una incógnita todavía para científicos y estudiosos. Curiosamente, siempre se ha relacionado el Sueño con lo espiritual. El Espiritismo, como ya hemos visto anteriormente, está compuesto por tres pilares, uno de ellos es la Ciencia, por lo tanto también hay una explicación para este tema, al igual que para tantos otros.

A continuación, veremos la síntesis realizada por Allan Kardec sobre este tema, tras haber preguntado a los Espíritus sobre este tema y haber obtenido respuestas:


<<Los sueños son el producto de la emancipación del alma, que se torna más independiente debido a la suspensión de la vida activa y de relación. De ahí una especie de clarividencia ilimitada que se extiende hasta los lugares más distantes o que nunca fueron vistos, y a veces incluso hasta otros mundos. De ahí también el recuerdo que trae a la memoria los acontecimientos vividos en la existencia presente o en las anteriores. Esas imágenes extrañas de lo que ocurre u ocurrió en mundos desconocidos, entremezcladas con cosas del mundo actual, forman esos conjuntos extravagantes y confusos que parecen no tener sentido ni relación alguna.

La incoherencia de los sueños tiene otra explicación en las lagunas que produce el recuerdo incompleto de aquello que se nos apareció mientras dormíamos. Sería como un relato al que se le quitaron palabras o frases al azar: los fragmentos restantes, una vez reunidos, perderían todo significado razonable.>>

Los Espíritus nos explican, además, que a lo que llamamos dormir "no es más que el reposo del cuerpo, pues el Espíritu está siempre en actividad" y que nuestro espíritu encarnado viene a ser como un preso que, mientras el cuerpo duerme, recobra algo de su libertad. El Espíritu, en ese estado de "semi-libertad", aprovecha la ocasión para visitar o recibir visitas (ya sea tanto de espíritus encarnados como desencarnados), viajar a otros lugares e incluso recordar o vaticinar experiencias pasadas o futuras (como hemos leído más arriba en la síntesis redactada por Kardec).

lunes, 19 de mayo de 2014

La Reencarnación



La reencarnación es un tema todavía bastante desconocido en nuestra sociedad, aunque cada vez la gente es más consciente de la idea de este término, gracias a algunas novelas, algunas películas, algunos documentales... Pero la gran mayoría tiene una idea muy vaga de esta ley universal de evolución y a menudo confunde la reencarnación (desde la perspectiva espírita, es decir, la explicada por los Espíritus -superiores y puros- que participaron en la Codificación) con la Metempsicosis (antigua doctrina filosófica griega -aún vigente en algunas corrientes orientales tales como el hinduísmo y el budismo- que cree que el espíritu de un hombre puede retrogradar, encarnando a un animal en una futura existencia) y como ya hemos visto en una entrada anterior, el espíritu está en constante evolución, así que una vez llega al reino homínido, no puede retroceder al reino animal, ni al vegetal, por los que ya pasó de forma progresiva.

166. ¿Cómo puede acabar de purificarse el alma que no alcanzó la perfección durante la vida corporal?
“Sufriendo la prueba de una nueva existencia.”

166a. ¿Cómo lleva a cabo el alma esa nueva existencia? ¿Mediante su transformación como Espíritu?
“El alma, al purificarse, sufre sin duda una transformación. No obstante, para eso necesita la prueba de la vida corporal.”

166b. El alma, ¿tiene, pues, muchas existencias corporales?
“Sí, todos tenemos muchas existencias. Los que dicen lo contrario quieren manteneros en la ignorancia en que ellos mismos están. Ese es su deseo.”

166c. Parece resultar de ese principio que el alma, después de haber dejado un cuerpo, toma otro. Dicho de otro modo: reencarna en un nuevo cuerpo. ¿Así debemos entenderlo?
“Es evidente.”

167. ¿Cuál es el objetivo de la reencarnación?
“La expiación, el mejoramiento progresivo de la humanidad. Sin eso, ¿dónde estaría la justicia?”

168. El número de existencias corporales, ¿es limitado, o el Espíritu reencarna perpetuamente?
“Con cada nueva existencia, el Espíritu da un paso en la senda del progreso. Cuando se ha despojado de todas sus impurezas, ya no tiene necesidad de las pruebas de la vida corporal.”

169. El número de encarnaciones, ¿es el mismo para todos los Espíritus?
“No, el que avanza deprisa se ahorra pruebas. No obstante, esas encarnaciones sucesivas son siempre muy numerosas, pues el progreso es casi infinito.”

170. ¿En qué se convierte el Espíritu después de su última encarnación?
“En Espíritu bienaventurado. Es Espíritu puro.”

"El Libro de los Espíritus"

Jesús de Nazareth, también nos habló claramente sobre la reencarnación. Pero hay que saber que generalmente hablaba en arameo, un dialecto con un vocabulario muy limitado en el que un mismo término admite distintos significados, además hay que saber que en los primeros siglos de la Cristiandad se creía en la reencarnación, hasta que en el año 553, en el Segundo Concilio de Constantinopla, se decidió eliminar algunas de las tesis de Orígenes de Alejandría (185-254. Padre de la Iglesia y defensor de la reencarnación, que junto con San Agustín y Santo Tomás formó los tres pilares de la teología cristiana) con la acusación de estar "impregnadas de platonismo". Todo el Evangelio predica la resurrección, tanto de la carne como del espíritu, así que debemos entender la resurrección de la carne como reencarnación.

 Orígenes de Alejandría (185-254)
 
Recordemos el diálogo del Maestro con Nicodemo: 

 «En verdad, en verdad os digo, nadie podrá ver el reino de Dios si no naciere de nuevo». Indaga entonces Nicodemo: «¿Cómo puede el hombre nacer de nuevo siendo ya viejo? ¿Quién podrá volver al vientre de su madre?». Explica nuevamente Jesús: «Si un hombre no nace de agua y de espíritu no podrá entrar al reino de Dios. Lo que es nacido de carne, carne es y lo que es nacido de Espíritu, Espíritu es. No te maravilles, porque te dije: Os es necesario nacer otra vez». Respondió Nicodemo: «¿Cómo puede suceder esto?» Y Jesús contestó: «¿Tú eres maestro de Israel e ignoras estas cosas? Si no me creéis cuando os hablo de las cosas de la Tierra, ¿cómo me creeréis cuando os hable de las cosas del cielo?».

(Juan, cap. 3, v. del 1 al 12)

Veamos también otro pasaje en el que el Cristo nos habló acerca de este tema:

«Sus discípulos le preguntaban: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga antes?. Jesús les respondió: «Es verdad que Elías debe venir y restablecer todas las cosas; más yo os declaro que Elías ya ha venido y no lo reconocieron, mas lo trataron como quisieron». Entonces sus discípulos entendieron que era de Juan Bautista que les había hablado».
 
(Mateo cap. 17, v. 10 al 13 - Marcos cap. 11, v. 9 al 13)

También, Allan Kardec explica que antiguamente se sabía que el agua era el elemento generador absoluto. De este modo, no quiere decir el agua del bautismo. El agua venía a ser el símbolo de la naturaleza material, como el Espíritu era el de la naturaleza inteligente. Las palabras: «Si el hombre no renace del agua y del Espíritu, o en agua y en Espíritu», significan, pues: «Si el hombre no vuelve a nacer de cuerpo y alma». En este sentido fueron comprendidas originalmente.

jueves, 15 de mayo de 2014

El Periespíritu



Hay en el hombre tres componentes:

1º. El Alma o Espíritu, principio inteligente, donde tiene su sede el sentido moral.

2º. El Cuerpo (físico), envoltorio grosero, material, del que es revestido temporalmente.

3º. El Periespíritu, envoltorio fluídico semimaterial, que sirve de enlace entre el espíritu y el cuerpo. Por medio de este lazo, el espíritu obra sobre la materia y viceversa. Está constituido por el fluído universal, que asimila de cada planeta. Cuanto más evolucionado es el espíritu, más sutil es su periespíritu, dando la impresión de no existir en los espíritus puros; en cuanto a los más atrasados, su envoltura es más grosera. Además, tiene diversas propiedades:
 
  • 1. EXPANSIBILIDAD: Por su naturaleza es flexible y expandible, se adapta a la voluntad del espíritu tomando la apariencia que desee.
  • 2. IRRADIACIÓN: Forma en torno al cuerpo físico una atmósfera que el pensamiento y la voluntad pueden modificar en alcance e intensidad.
  • 3. ABSORCIÓN: A través de la cuál, consigue asimilar esencias materiales sutiles, que temporalmente le dan ciertas sensaciones del cuerpo físico. Según el progreso del propio espíritu, absorbe las esencias finas que le dan vitalidad y goza de placeres materiales.

Citamos las otras propiedades no menos importantes como bicorporeidad, capacidad reflectora, corporeidad, densidad, luminosidad, mutabilidad, olor, penetrabilidad, perennidad, plasticidad, ponderabilidad, sensibilidad generalizada, sensibilidad magnética, tangibilidad, temperatura, unicidad y visibilidad.

El periespíritu posee también innumerables funciones, las principales las comentamos:


  • 1. PERSONALIZAR AL ESPÍRITU: Conserva su individualidad, personifica al espíritu guardándole la apariencia de su última encarnación.
  • 2. PRINCIPIO DE LA COMUNICACIÓN MEDIÚMNICA: De acuerdo con la estructura neurológica del médium, el periespíritu del desencarnado hace vibrar ciertas zonas del sistema nervioso central, entrando en contacto con el periespíritu del médium, de este modo se establece una interacción mente encarnada/mente desencarnada.
  • 3. PROPORCIONAR ACCIÓN DEL ESPÍRITU SOBRE LA MATERIA: Sirve de lazo entre el espíritu y la materia.
  • 4. ARCHIVO REENCARNATORIO: Graba las experiencias de vidas pasadas, impone al cuerpo limitaciones físicas o mentales, ya que por su sutilidad, sufre el impacto de tóxicos, sentimientos y pensamientos corruptos del hombre.

 «Así como el germen del fruto está rodeado del pericarpio, así también el espíritu propiamente dicho está rodeado de una envoltura, que por comparación puede llamarse periespíritu.» 

Allan Kardec

viernes, 9 de mayo de 2014

La Escala Espírita



Los Espíritus informaron al Codificador que el número de órdenes de los Espíritus es ilimitado, pues no existe una línea determinada trazada a modo de barrera, pudiéndose así multiplicar o restringir voluntariamente las divisiones.
He aquí la pregunta de Allan Kardec y la respuesta dada por los Espíritus:
  
96. ¿Son iguales los Espíritus, o existe entre ellos alguna jerarquía?
«Pertenecen a diferentes órdenes, según el grado de perfección a que hayan llegado». Puede decirse que existen tres órdenes según su perfección:

1. Espíritus puros; ninguna influencia de la materia. Superioridad intelectual y moral absoluta sobre los Espíritus de las otras órdenes.

2. Espíritus buenos; predominio del espíritu sobre la materia y deseo de hacer el bien. Sus cualidades y poderes para el bien están en proporción al grado al que han llegado.

3. Espíritus impuros; predominio de la materia sobre el espíritu. Propensión al mal, ignorancia, orgullo, egoísmo y todas las malas pasiones que de él derivan.


"El Libro de los Espíritus"


Los Espíritus vamos perfeccionándonos, y al conseguirlo, iremos pasando de un grado inferior a uno superior. Somos como niños, los rebeldes se demoran en su ignorancia e imperfección, mientras que los dóciles aprovechan mejor las oportunidades. Todos llegaremos a la perfección relativa (pues la perfección absoluta solamente pertenece a Dios). Ya dijimos en una entrada anterior que el Espíritu avanza o se estanca, pero que nunca retrocede.

Siempre hemos conocido a través de la mitología de distintas religiones, a los espíritus más buenos, como los ángeles y a los más malos, como los demonios. Pero ya estamos estudiando que los llamados ángeles, serían los Espíritus Puros, mientras que los llamados demonios serían los Espíritus Impuros. No existe ningún mal personificado en ningún demonio, ningún eterno rival al Padre Todopoderoso.

El libre albedrío (ley universal que nos da a cada uno el permiso para poder obrar según nuestra propia elección) se desarrolla a medida que el Espíritu adquiere conciencia de sí mismo, puesto que Dios nos creó simples e ignorantes, pero no malos.
 

 

jueves, 8 de mayo de 2014

Los Espíritus

 

Los Espíritus son los seres inteligentes de la creación. Pueblan el espacio. Constituyen un mundo aparte, el mundo de los Espíritus, el cuál preexiste y sobrevive a todo. Son las almas (Allan Kardec preguntó a los Espíritus Superiores que le diesen la definción del alma y ellos le contestaron que es el "espíritu encarnado") de los que han vivido en la Tierra o en otros mundos. Vulgarmente nos formamos una idea falsa de los Espíritus; no son éstos, como creen algunos, seres vagos e indefinidos, ni llamas de fuegos fatuos o fantasmas de cuentos. Son seres semejantes a nosotros, o mejor dicho son nuestra realidad después de la muerte del cuerpo físico.

Los Espíritus se encuentran en todas partes, los tenemos a nuestro lado influenciándonos; son uno de los poderes de la naturaleza e instrumentos que se vale Dios para realizar sus miras providenciales. Cada Espíritu es una unidad indivisible y por difícil que pueda parecer, los Espíritus no tienen fin.
Atraviesan la materia, lo penetran todo, el aire, la tierra, el agua y hasta el mismo fuego les son igualmente accesibles.

76. ¿Qué definición puede darse de los espíritus?
«Puede decirse que los espíritus son los seres inteligentes de la creación. Pueblan el universo fuera del mundo material».


77. ¿Los espíritus son seres distintos de la Divinidad, o sólo emanaciones o porciones de la Divinidad, llamados por esta razón hijos de Dios?
«Son obra suya, lo mismo que cuando un hombre hace una máquina; ésta es la obra de aquél, pero no él mismo. Ya sabes que cuando alguien hace alguna cosa bella y útil, la llama su hija, su creación. Pues lo mismo Dios, y somos sus hijos, porque somos obra suya».


78, ¿Tienen principio los espíritus, o son eternos como Dios?
«Si no tuviesen principio, serían iguales a Dios, siendo así que son creación suya y están sometidos a su voluntad. Es incontestable que Dios es eterno; pero nada sabemos de cuándo y cómo nos creó, y puedes decir que no tenemos principio, si entiendes dar a comprender que, siendo eterno Dios, ha creado sin interrupción; pero, respecto del cuándo y cómo fuimos creados, te repito, que nadie lo sabe. pues este es un misterio».

79. Puesto que hay dos elementos generales en el universo, el inteligente y el material, ¿podría decirse que los espíritus están formados del primero, como los cuerpos inertes lo están del segundo?
«Es evidente que los espíritus son la individualización del principio inteligente, como los cuerpos son la del principio material, y lo desconocido es la época de su formación y el modo de realizarse».

80. ¿Es permanente la creación de los espíritus, o sólo tuvo lugar en el origen de los tiempos?
«Es permanente, de manera, que Dios nunca cesa de crear».

81. ¿Se forman espontáneamente los espíritus, o proceden unos de otros?
«Dios por su voluntad los crea como a todas las otras cosas; pero, te lo repetimos otra vez, su origen es un misterio».

82. ¿Es exacto decir que los espíritus son inmateriales?
«¿Cómo podrá definirse una cosa, siendo insuficiente el lenguaje y faltando términos de comparación? ¿Puede un ciego de nacimiento definir la luz? Inmaterial no es la palabra. Y sería más exacto decir incorporal; porque debes comprender perfectamente que siendo una creación el espíritu, ha de ser algo, y es, en efecto, materia purificada; pero no tiene análoga entre vosotros, siendo, además, tan etérea, que no puede impresionar vuestros sentidos».


83. ¿Tienen fin los espíritus? Se comprende que sea eterno el principio de donde emana; pero lo que preguntamos es si tiene un término su individualidad, y si en una época más o menos remota, no se disemina y vuelve a la masa común el elemento de que están formados, como sucede en los cuerpos materiales. Es difícil comprender que una cosa que tiene principio pueda no tener fin.
«Muchas cosas existen que vosotros no comprendéis; porque vuestra inteligencia es limitada, no siendo ésta razón para rechazarlas. El niño no comprende todo lo que su padre comprende, ni el ignorante todo lo que el sabio. Te decimos, pues, y es cuanto por ahora podemos decirte, que los espíritus no tienen fin».


"El Libro de los Espíritus"

Los Espíritus ven todo lo que nosotros hacemos, porque nos rodean sin cesar, pero cada Espíritu no ve más que las cosas en que fija su atención; porque no se ocupan de las que les son indiferentes. Además ellos influyen en nuestros pensamientos, como en nuestras acciones (por ejemplo: muchas veces, cuando un pensamiento nos es sugerido, puede ser como una voz que nos habla; sin embargo, los pensamientos propios suelen ser los del primer instante). Ellos, por lo general, saben más cosas que nosotros, pueden leer nuestro pensamiento, incluso ver en lo escondido (materialmente hablando), pero su sabiduría (intelectual y moral) irá en concordancia con su propia madurez espiritual.

 El ser humano tiene, generalizando, tres tipos de espíritus buenos:

  • Los protectores (o ángeles guardianes), que tienen la misión de acompañar al hombre en la vida y ayudarlo a progresar.
  • Los familiares, son buenos pero a veces poco adelantados. Se unen por lazos más o menos duraderos.
  • Los simpáticos, atraídos por afectos particulares, semejanza de gustos y sentimientos.
Luego, hay un tipo de espíritu imperfecto:
  • El mal genio es un espíritu imperfecto o perverso que se une al hombre con la mira de alejarle del bien (pero obra por voluntad propia y no por misión). El hombre es libre siempre de escuchar su voz o de rechazarla.

miércoles, 7 de mayo de 2014

El Principio Espiritual


La chispa divina empieza a residir en el mineral. Y a partir de ahí, comienza el peregrinaje del Principio Espiritual o Mónada Espiritual.

El psiquismo de que Dios dota a la creación va encaminándose hacia la evolución a la que todos estamos llamados. Es ese principio (al que hasta que no llega a ser humano, no se le puede llamar espíritu) que va reencarnando una y otra vez, desde los seres más primitivos, recogiendo experiencias en todos los aspectos, es por eso que podemos decir que, ese principio duerme en el mineral, sueña en el vegetal, despierta en el animal y siente en el hombre, caminando hacia la angelitud, que es nuestro destino.

Es necesario aclarar que el espíritu avanza o se estanca, pero nunca retrocede. Esto quiere decir que por ejemplo: un hombre, aunque haya hecho mucho mal durante su vida, no encarnará en una cabra en su próxima existencia; pues ha llegado al reino homínido y la corrección de sus faltas las llevará a cabo como el humano que ya es.
 

El Principio Vital


Los seres orgánicos son los que tienen en sí mismos un origen de actividad íntima que les da la vida. Nacen, crecen, se reproducen y mueren. Están provistos de órganos especiales para la realización de los diferentes actos de la vida y apropiados a las necesidades de su conservación. Comprenden a los hombres, los animales y las plantas.

Los seres inorgánicos son todos los que no tienen vitalidad ni movimientos propios y son formados por sólo la agregación de la materia, tales son los minerales, el agua, el aire, etc.

CLASES DE SERES ORGÁNICOS:

Seres inanimados: formados únicamente de materia, sin vitalidad ni inteligencia, tales como son los cuerpos brutos.

Seres animados que no piensan: formados de materia y dotados de vitalidad, pero faltos de inteligencia.

Seres animados que piensan: formados de materia, dotados de vitalidad y que tienen además un principio inteligente que les da la facultad de pensar.

<<Hay en la  materia orgánica un principio especial, intangible, aun no estudiado, llamado el principio vital.
El oxigeno, el hidrogeno, el carbono y el nitrógeno al combinarse solo puede formar minerales o cuerpos inorgánicos. El principio vital, en cambio, modifica la constitución molecular de ese cuerpo y le otorga propiedades especiales. En lugar de una molécula mineral, se tiene una molécula de materia orgánica.
La actividad del principio vital se manifiesta en el funcionamiento de los órganos, cuando el movimiento cesa con la muerte, el principio vital se extingue.
El hombre pertenece al orden de los mamíferos, de los que se diferencia por ligeros matices, en la forma exterior; en lo demás posee la misma composición química que los animales, los mismos órganos y funciones e idéntica maneras de nutrición, de respiración, de secreción y de reproducción. Nace, vive y muere en las mismas condiciones, y al morir, su cuerpo se descompone como el de todo ser viviente. En su sangre en su carne y en sus huesos hay los mismos atines que en los animales. Como estos al morir, devuelve a la Tierra el oxigeno, el hidrogeno, el carbono, el hidrogeno que se habían amalgamado para formarlo, y tales elementos volverán a formar nuevos cuerpos minerales, vegetales y animales.
Dentro de los animales mamíferos, el hombre pertenece a la subclase de los bímanos. Un escalón más bajo del hombre se encuentran los cuadrumanos o monos. El orangután y el chimpancé durante mucho tiempo se les llamo hombre de los bosques.
En la escala de los seres vivos, desde el punto de vista orgánico, se puede ver que desde el liquen hasta el árbol y desde el zoófito hasta el hombre, hay una cadena que se va elevando en jerarquía sin interrupción y guardando una relación todos los eslabones entre si. Siguiendo paso a paso la cadena  de los seres, se diría que cada especie es un perfeccionamiento, una transformación de la especie, que le precede.
El cuerpo del hombre, es la última pieza de la animalidad sobre la tierra. Por mucho que disminuya el valor del cuerpo ante sus ojos, más crece la importancia del principio espiritual. Si el cuerpo lo rebaja a la altura del animal, el alma lo eleva hasta alturas indescriptibles. Pues vemos el límite del animal, más no podemos sospechar hasta donde puede llegar el ser humano.>>

(Fragmento extraído del libro "Evolución Anímica" de Gabriel Delanne)

martes, 6 de mayo de 2014

La Creación


El Universo comprende la infinidad de mundos que vemos y que no vemos, todos los seres animados e inanimados y todos los astros que se mueven en el espacio, como también los fluidos que los llenan.

35. ¿El espacio universal es infinito o limitado?
«Infinito. Suponle límites, ¿qué habría más allá? Sé que esto confunde la razón, y sin embargo, la razón te dice que no puede ser de otro modo. Lo mismo sucede con lo infinito en todas las cosas. En la pequeña esfera en que te encuentras no podéis comprenderlo.»


39. ¿Podemos conocer el modo como fueron formados?
«Todo lo que puede decirse y comprenderéis vosotros, es que los mundos se forman por la condensación de la materia diseminada en el espacio.»

"El Libro de los Espíritus"

Al principio todo era caos y los elementos estaban confundidos. Poco a poco, cada cosa fue ocupando su lugar, y entonces aparecieron los seres vivientes apropiados al estado del planeta. La Tierra contenía los gérmenes, que esperaban  el momento favorable para desarrollarse. Los principios orgánicos se reunieron apenas cesó la fuerza que los tenía dispersos, y formaron los gérmenes de todos los seres vivientes. Aquellos permanecieron en estado latente e inerte, como la crisálida y la semilla de las plantas, hasta que llegó el momento propicio al nacimiento de cada especie y los seres de cada especie se reunieron y entonces se multiplicaron.

La aparición del hombre en la Tierra sucedió en diversas épocas y regiones, causando la diversidad de razas, por el clima, vida y costumbres.

Dios ha poblado los mundos de seres vivientes, creer que somos únicos en el Universo es orgullo y vanidad (además de una idea absurda); equivaldría a poner en duda la sabiduría divina, pues todo lo que hace el Padre Celestial es útil  y seguramente ha debido asignar a esos mundos un objetivo más serio que el de recrear nuestra vista.

Finalizaré esta entrada del blog, citando unas palabras de nuestro amadísimo maestro Jesús:

 <<En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para vosotros.>> (Juan 14:2)

Elementos del Universo


A medida que evolucionemos, más fácil nos resultará penetrar en los misterios de la creación y nuestra admiración con respecto al poder y la sabiduría del creador será -aún- más grande. Pues, ya sea por orgullo o por debilidad, su misma inteligencia le hace a veces juguete de la ilusión. Amontonamos ideas como sentencias y son muchísimas las veces que nos damos cuenta de los múltiples errores que hemos tomado por verdades y de las numerosas verdades que hemos rechazado como errores. Todos estos problemas irán desapareciendo a medida que el hombre vaya aniquilando su orgullo.

Dios: <<Dios es la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas>>, del cuál ya hemos hablado en una entrada anterior (Véase: "DIOS").

Espíritu: Principio inteligente del Universo. La inteligencia es un atributo esencial del espíritu, pero el uno y la otra se confunden en un principio común, de modo que para ustedes es la misma cosa. El espíritu es independiente de la materia, pero es necesario la unión de ambos para que sea inteligente la materia.

Materia: Variación de un elemento llamado fluido universal (es el intermediario entre el espíritu y la materia propiamente dicha, que es demasiado grosera para que el espíritu pueda tener acción directamente sobre ella; es fluido, susceptible, por sus innumerables combinaciones con ésta y bajo la acción del espíritu, de producir la infinita variedad de cosas, de las cuales no conocemos más que un pequeño número). La materia es el medio por el cuál los Espíritus se desarrollan y manifiestan sus obras. Existe en diversos estados, incluso en condición tan etérea y sutil, que no puede ser percibida por nuestros sentidos.

lunes, 5 de mayo de 2014

DIOS


Desde los tiempos más remotos, el ser humano siempre sintió en lo íntimo de su alma la existencia de un «Ser» superior: DIOS. La idea de Dios ha ido progresando a lo largo de la historia:

El hombre primitivo demostró ese sentimiento íntimo con respeto o temor por las fuerzas de la naturaleza, adorando al mar, la luna, el trueno, las estrellas, etc.

Los aztecas, incas y egipcios adoraban el sol, viendo en el astro rey, el centro de la vida.

A medida que el hombre evoluciona, ese «Dios» se torna más real y patente en su conciencia. Paulatinamente le atribuirá cualidades, emociones y deseos como si se tratase de características del hombre (el Dios antropomorfo, susceptible de experimentar celos, cólera y a la expectativa de ofrendas, rituales y sacrificios). Progresivamente lo vemos comenzar adorando piedras, estatuas; luego hierbas y plantas, después animales y fieras, para pasar luego a personificarlo en seres humanos.

Los judíos adoran a Yahveh, un dios guerrero y vengativo que protegió a una única raza elegida.

Los católicos lo representan como un viejecito de barbas blancas que vive en el cielo y que bendice a sus seguidores, mientras arroja al infierno a los herejes...

No hay duda que la idea de Dios evolucionó siempre conforme al progreso, entendimiento y la cultura de la humanidad. Dios no es una idea o fruto de las necesidades psicológicas de una época y sí una realidad que se muestra o revela más nítida a medida que nuestro psiquismo logra comprender con mayor precisión la realidad espiritual.

Allan Kardec colocó al principio de "El Libro de los Espíritus", un capítulo que trata exclusivamente de Dios, con el objetivo de llegar a la causa inicial de todo lo existente. <<¿Qué es Dios?>>, preguntó, a lo que los Espíritus Superiores respondieron:

1. ¿Qué es Dios?
«Dios es la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas».

2. ¿Qué debe entenderse por lo infinito?
«Lo que no tiene principio ni fin; lo desconocido, porque todo lo desconocido es infinito».

3. ¿Podría decirse que Dios es lo infinito? 
«Definición incompleta. Pobreza del lenguaje de los hombres, insuficiente para definir las cosas superiores a su inteligencia».

También preguntó a los guías de la humanidad al respecto de las pruebas de la existencia de Dios y obtuvo las siguientes respuestas:

4. ¿Dónde puede encontrarse la prueba de la existencia de Dios? 
«En el axioma que aplicáis a vuestras ciencias: no hay efecto sin causa. Buscad la causa de todo lo que no es obra del hombre y vuestra razón os contestará».

 5. ¿Qué consecuencia puede sacarse del sentimiento intuitivo que de la existencia de Dios tienen todos los hombres?
«Que Dios existe; porque, ¿de dónde provendría ese sentimiento si no estuviese basado en algo? También esto es una consecuencia del principio de que no hay efecto sin causa».

6. El sentimiento íntimo que de la existencia de Dios tenemos, ¿no sería resultado de la educación y producto de las ideas adquiridas?
«Si fuese así, ¿cómo tendrían el mismo sentimiento los salvajes?».

7. ¿Puede encontrarse la causa primera de la formación de todas las cosas en las propiedades íntimas de la materia?
«Pero, ¿cuál sería entonces la causa de esas propiedades? Siempre es precisa una causa primera».

8. ¿Qué debe pensarse de la opinión que atribuye la formación primera a una combinación fortuita de la materia, esto es, al acaso?
«¡Otro absurdo! ¿Qué hombre de sano juicio puede considerar el acaso como un ser inteligente? Y además, ¿qué es el acaso? Nada».

9. ¿En qué se conoce que la causa primera es una inteligencia suprema y muy superior a todas las demás inteligencias?
«Tenéis un refrán que dice: por la obra se conoce al autor. Pues bien, examinad la obra y buscad el autor. El orgullo es el que engendra la incredulidad. El hombre orgulloso no admite nada superior a sí mismo y por eso se llama espíritu fuerte. ¡Pobre ser, a quien pudiera anonadar un soplo de Dios!».

10. ¿Puede el hombre comprender la naturaleza íntima de Dios?
«No, no puede; y éste es uno de los sentidos que le falta aún».

11. ¿Será dado al hombre algún día comprender el misterio de la Divinidad? 
«Cuando su espíritu no esté ya ofuscado por la materia y cuando, por medio de su perfección, se haya aproximado a Dios, lo verá y lo comprenderá».

12. Ya que no podemos comprender la naturaleza íntima de Dios ¿podremos tener idea de alguna de sus perfecciones?
«De algunas sí, y el hombre las comprende mejor a medida que se sobrepone a la materia; porque las entrevé con el pensamiento».

Al no poder abarcar, el hombre, por su carencia perceptiva, todos los atributos divinos de la absoluta perfección, puede, sin embargo, formarse una idea de algunos, notoriamente aquellos que no pueden faltar a Dios. En esos atributos, que vamos seguidamente a enumerar, Dios debe ser perfecto, o sea, poseerlos en grado infinito.

Dios es eterno; si hubiese tenido principio, hubiera salido de la nada o hubiese sido creado por un ser anterior. Así es como, de grado en grado, nos remontamos al infinito y a la eternidad.

Es inmutable; si estuviese sujeto a cambios, ninguna estabilidad tendrían las leyes que rigen el Universo.

Es inmaterial; es decir que su naturaleza difiere de todo lo que llamamos materia, pues de otro modo no sería inmutable; porque estaría sujeto a las transformaciones de la materia.

Es único; si hubiesen muchos dioses, no habría ni unidad de miras, ni de poder en el orden del Universo.

Es omnipotente; porque es único. Si no tuviese el poder soberano, habría algo más poderoso que él o tan poderoso como él; no habría hecho todas las cosas y las que no hubiese hecho, serían obra de otro Dios.

Es soberanamente justo y bueno; la sabiduría providencial de las leyes divinas se revela así en las más pequeñas, como en las más grandes cosas y esa sabiduría no nos permite dudar ni de su justicia, ni de su bondad.