lunes, 5 de mayo de 2014

DIOS


Desde los tiempos más remotos, el ser humano siempre sintió en lo íntimo de su alma la existencia de un «Ser» superior: DIOS. La idea de Dios ha ido progresando a lo largo de la historia:

El hombre primitivo demostró ese sentimiento íntimo con respeto o temor por las fuerzas de la naturaleza, adorando al mar, la luna, el trueno, las estrellas, etc.

Los aztecas, incas y egipcios adoraban el sol, viendo en el astro rey, el centro de la vida.

A medida que el hombre evoluciona, ese «Dios» se torna más real y patente en su conciencia. Paulatinamente le atribuirá cualidades, emociones y deseos como si se tratase de características del hombre (el Dios antropomorfo, susceptible de experimentar celos, cólera y a la expectativa de ofrendas, rituales y sacrificios). Progresivamente lo vemos comenzar adorando piedras, estatuas; luego hierbas y plantas, después animales y fieras, para pasar luego a personificarlo en seres humanos.

Los judíos adoran a Yahveh, un dios guerrero y vengativo que protegió a una única raza elegida.

Los católicos lo representan como un viejecito de barbas blancas que vive en el cielo y que bendice a sus seguidores, mientras arroja al infierno a los herejes...

No hay duda que la idea de Dios evolucionó siempre conforme al progreso, entendimiento y la cultura de la humanidad. Dios no es una idea o fruto de las necesidades psicológicas de una época y sí una realidad que se muestra o revela más nítida a medida que nuestro psiquismo logra comprender con mayor precisión la realidad espiritual.

Allan Kardec colocó al principio de "El Libro de los Espíritus", un capítulo que trata exclusivamente de Dios, con el objetivo de llegar a la causa inicial de todo lo existente. <<¿Qué es Dios?>>, preguntó, a lo que los Espíritus Superiores respondieron:

1. ¿Qué es Dios?
«Dios es la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas».

2. ¿Qué debe entenderse por lo infinito?
«Lo que no tiene principio ni fin; lo desconocido, porque todo lo desconocido es infinito».

3. ¿Podría decirse que Dios es lo infinito? 
«Definición incompleta. Pobreza del lenguaje de los hombres, insuficiente para definir las cosas superiores a su inteligencia».

También preguntó a los guías de la humanidad al respecto de las pruebas de la existencia de Dios y obtuvo las siguientes respuestas:

4. ¿Dónde puede encontrarse la prueba de la existencia de Dios? 
«En el axioma que aplicáis a vuestras ciencias: no hay efecto sin causa. Buscad la causa de todo lo que no es obra del hombre y vuestra razón os contestará».

 5. ¿Qué consecuencia puede sacarse del sentimiento intuitivo que de la existencia de Dios tienen todos los hombres?
«Que Dios existe; porque, ¿de dónde provendría ese sentimiento si no estuviese basado en algo? También esto es una consecuencia del principio de que no hay efecto sin causa».

6. El sentimiento íntimo que de la existencia de Dios tenemos, ¿no sería resultado de la educación y producto de las ideas adquiridas?
«Si fuese así, ¿cómo tendrían el mismo sentimiento los salvajes?».

7. ¿Puede encontrarse la causa primera de la formación de todas las cosas en las propiedades íntimas de la materia?
«Pero, ¿cuál sería entonces la causa de esas propiedades? Siempre es precisa una causa primera».

8. ¿Qué debe pensarse de la opinión que atribuye la formación primera a una combinación fortuita de la materia, esto es, al acaso?
«¡Otro absurdo! ¿Qué hombre de sano juicio puede considerar el acaso como un ser inteligente? Y además, ¿qué es el acaso? Nada».

9. ¿En qué se conoce que la causa primera es una inteligencia suprema y muy superior a todas las demás inteligencias?
«Tenéis un refrán que dice: por la obra se conoce al autor. Pues bien, examinad la obra y buscad el autor. El orgullo es el que engendra la incredulidad. El hombre orgulloso no admite nada superior a sí mismo y por eso se llama espíritu fuerte. ¡Pobre ser, a quien pudiera anonadar un soplo de Dios!».

10. ¿Puede el hombre comprender la naturaleza íntima de Dios?
«No, no puede; y éste es uno de los sentidos que le falta aún».

11. ¿Será dado al hombre algún día comprender el misterio de la Divinidad? 
«Cuando su espíritu no esté ya ofuscado por la materia y cuando, por medio de su perfección, se haya aproximado a Dios, lo verá y lo comprenderá».

12. Ya que no podemos comprender la naturaleza íntima de Dios ¿podremos tener idea de alguna de sus perfecciones?
«De algunas sí, y el hombre las comprende mejor a medida que se sobrepone a la materia; porque las entrevé con el pensamiento».

Al no poder abarcar, el hombre, por su carencia perceptiva, todos los atributos divinos de la absoluta perfección, puede, sin embargo, formarse una idea de algunos, notoriamente aquellos que no pueden faltar a Dios. En esos atributos, que vamos seguidamente a enumerar, Dios debe ser perfecto, o sea, poseerlos en grado infinito.

Dios es eterno; si hubiese tenido principio, hubiera salido de la nada o hubiese sido creado por un ser anterior. Así es como, de grado en grado, nos remontamos al infinito y a la eternidad.

Es inmutable; si estuviese sujeto a cambios, ninguna estabilidad tendrían las leyes que rigen el Universo.

Es inmaterial; es decir que su naturaleza difiere de todo lo que llamamos materia, pues de otro modo no sería inmutable; porque estaría sujeto a las transformaciones de la materia.

Es único; si hubiesen muchos dioses, no habría ni unidad de miras, ni de poder en el orden del Universo.

Es omnipotente; porque es único. Si no tuviese el poder soberano, habría algo más poderoso que él o tan poderoso como él; no habría hecho todas las cosas y las que no hubiese hecho, serían obra de otro Dios.

Es soberanamente justo y bueno; la sabiduría providencial de las leyes divinas se revela así en las más pequeñas, como en las más grandes cosas y esa sabiduría no nos permite dudar ni de su justicia, ni de su bondad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario